Os amo idealismo y
realismo,
como agua y piedra sois partes del mundo, luz y raíz del árbol de la vida.
No me cierren los ojos
aun después de muerto, los necesitaré aún para aprender, para mirar y comprender mi muerte.
Necesita mi boca
para cantar después, cuando no exista. Y mi alma y mis manos y mi cuerpo para seguirte amando, amada mía.
Sé que no puede ser, pero
esto quise.
Amo lo que no tiene sino
sueños.
Tengo un jardín de flores
que no existen.
Soy decididamente triangular.
Aún echo de menos mis
orejas,
pero las enrollé para dejarlas en un puerto fluvial del interior de la República de Malagueta.
No puedo más con la razón
al hombro.
Quiero inventar el mar de cada día.
Vino una vez a verme
un gran pintor que pintaba soldados. Todos eran heroicos y el buen hombre los pintaba en el campo de batalla muriéndose de gusto.
También pintaba vacas
realistas
y eran tan extremadamente vacas que uno se iba poniendo melancólico y dispuesto a rumiar eternamente. |
¡Execración y
horror! Leí novelas
interminablemente bondadosas y tantos versos sobre el Primero de Mayo que ahora escribo sólo sobre el 2 de ese mes.
Parece ser que el hombre
atropella el paisaje y ya la carretera que antes tenía cielo ahora nos agobia con su empecinamiento comercial.
Así suele pasar con la
belleza
como si no quisiéramos comprarla y la empaquetan a su gusto y modo.
Hay que dejar que baile la
belleza
con los galanes más inaceptables, entre el día y la noche: no la obliguemos a tomar la píldora de la verdad como una medicina.
¿Y lo real? También, si duda alguna,
pero que nos aumente, que nos alargue, que nos haga fríos, que nos redacte tanto el orden del pan como el del alma.
¡A susurrar! Ordeno
al bosque puro, a que diga en secreto su secreto y a la verdad: No te detengas tanto que te endurezcas hasta la mentira.
No soy rector de nada, no
dirijo,
y por eso atesoro las equivocaciones de mi canto.
-Pablo Neruda
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