“ Ha perdido usted la confianza en todo y cree
que vengo a halagarle con segundas intenciones. ¡Como si hubiera vivido usted mucho! ¡Como si entendiera
muy bien lo que es la vida! Ha ideado una teoría y se avergüenza de haber
fracasado, de no haber resultado muy original. El resultado ha sido infame, la
verdad; pero, a pesar de todo, no es usted un miserable sin esperanza. [...]
¿Sabe en qué concepto le tengo? Le tengo por uno de aquellos que, si encuentran
una fe o un Dios, son capaces de mirar sonriendo a los verdugos que les
arranquen las entrañas. Bien, pues encuéntrelos y viva. En primer lugar, hace
tiempo que necesita usted cambiar de aire. En realidad, el sufrimiento también
es una cosa buena. Sufra usted. Quizá tenga razón
Mikolka al querer sufrir. Ya sé que no es usted creyente, pero no se haga el
listo filosofando; entréguese a la
vida francamente, sin razonar. No se intranquilice, la vida le llevará en línea recta a
una orilla y le levantará. ¿A qué orilla? ¡Cómo quiere usted que lo sepa! Lo
único que creo es que aún ha de vivir usted mucho. [...] Sé que no es creyente,
pero le juro que la vida le sacará a flote. ”
(Crimen y Castigo - Dostoievski)
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