Y ahora ya no puedo prestarte mi abrigo, ni quitarte la ropa, ni sudar contigo, ni perder la calma, ni decirte las cosas que nunca te he dicho.
Ahora ya no puedo prestarte mis alas, ni subirte la falda, ni cogerte con vicio.
Ahora da lo mismo reírse de todo que llorar por nada.


rompeolas

No hay comentarios: